jueves, 19 de mayo de 2016

De entrada

Siempre tuve la idea de escribir un blog pero nunca tenía un macro tema que quizás a la gente le interesara y quisiera leer, porque pienso que el señor Benjamin Franklin tiene toda la razón cuando dijo: 'escribe algo que valga la pena leer, o bien, haz algo sobre lo que valga la pena escribir' y seamos sinceros, es mejor hacer.

El tema no revivió en mi - y realmente había muerto hace casi 5 años o más - hasta que decidí venir a México a vivir un tiempo. Y honestamente, creo que será más un diario personal que no sé si llegue a compartir como un blog de viaje con experiencias y aventuras en CDMX. La vida gira y gira y no sé qué pase, sin embargo, intentaré que queden registradas aquí mis experiencias y vivencias en esta aventura de #180DíasEnCDMX.


Llegué tarde, lo siento


Para empezar, debo confesar que estoy escribiendo esto a tres meses y medio de llegar a esta ciudad, aún así, creo que podemos recapitular de buena manera estos 109 días con las experiencias más destacables e interesantes.

Lo primero que debe saber es que vine a manera de retiro espiritual/catarsis/time-out/escapada de la realidad, de mi misma, de todo. Igual, no podía darme unas vacaciones de seis meses porque seamos realistas, el bolsillo no da para tanto. Así que encontré una razón para estar sola y escapada pero aprovechando el tiempo en algo que sirviera para mi futuro.


Desperté un día preguntándome el típico cuestionamiento de coach de mejoramiento personal, mirando al techo, buscando caras en las manchas y luces de la pared, 'picándome los ojos' y le dije a mi yo interior acostado en la cama: ¿qué sería algo que haría con tanto amor y pasión que incluso lo haría gratis? y ¡BAAAAAAAAM! Toma tu respuesta. Si soy honesta, llegó muy rápido; no le diré amado lector que la encontré al instante de realizarla en voz alta, pero tampoco necesite sesiones frente al espejo dándome ánimo para encontrar la luz.


Fue tan fácil como darme cuenta que no haría nunca más algo que no me hiciera feliz, y ocurre que en ese momento, estaba haciendo algo que me llenaba: organizando un evento para que alguien fuera feliz (o por lo menos sonriera). Y así fue como básicamente la vida me devolvió la respuesta en un instante.


Con eso supe que mi plan de viaje estaba completo. Sabía por qué quería irme y ahora sabía a qué quería irme para aprovechar mi tiempo fuera. Era el plan perfecto - lo sigue siendo - y en el tiempo perfecto para renacer completamente desde todos los aspectos. Ahora no solo era encontrarme como persona, esto se convirtió en encontrar una nueva yo profesional, con un giro dramático en mi carrera.


Así que, por eso estoy aquí en Ciudad de México, en pleno 2016, queriendo ser Hada Madrina moderna. Y así comenzaron estos 180 días.